Citroën Type J: un tractor de la segunda Guerra Mundial

Si buscamos relacionar un tractor con algún fabricante de coches, seguramente la primera marca en resaltar sería Porsche y su tractor con motor Diesel. Quizás no sabes que antes que esta, otra marca se atrevió a fabricar maquinaria pesada para los trabajos agrícolas.

El tractor Citroën Type J es uno de los equipos que la empresa de los chevrones, ha tenido la valía de desarrollar en larga trayectoria. Lo más probable es que siquiera hayas escuchado antes nombrar este modelo, pero se trata de uno de los clásicos de la reconocida marca Citroën.

A pesar de haber pasado a la producción de este tipo de maquinaria, los ingenieros de Citroën se han permitido demostrar al público y a los potenciales clientes, que desde hace muchos años contaban con los conocimientos y las habilidades necesarias para desarrollar equipos que no se encontraban en su área de conocimiento. Tal como es el caso del tractor modelo Type J.

Type J, el tractor fabricado por Citroën en la época de la Segunda Guerra Mundial

Con esta historia nos trasladamos a la Segunda Guerra Mundial, cuando Europa hacía preparativos para protagonizar una de las batallas más reconocidas, y que más muertes llevó a su paso el siglo XX.

Para ese entonces muchas fábricas fueron tomadas para la fabricación de vehículos de combate y armamento, lo que suponía un gran riesgo para la privacidad de las empresas y para un mercado en donde era imposible adquirir coches.

Muchas marcas y empresas no les quedó más remedio que utilizar sus fábricas para surtir los ejércitos con lo que necesitarán. Citroën se permitió reinventarse y crecer, a pesar que la línea de productos Citroën 2CV fue confiscada por el ejército.

Un grupo formado por ingenieros y personal probador decidieron iniciar un proyecto de manera secreta, por lo que los detalles son escasos, pero que daría como resultado el tan mencionado tractor.

Citroën Type J, asombroso para la época 

El tractor Type J para ese entonces fue equipado utilizando un motor de cuatro cilindros que funcionaba a gasolina y que garantizaba una potencia de 7 CV. Como aspecto novedoso, dicho tractor fue equipado con un sistema de tracción completo, haciendo motrices a sus cuatro ruedas.

Las características antes mencionadas permitían que el tractor gozara de una gran tracción, lo que lo hacía ideal para caminos y superficies irregulares, como es de esperar en las maquinarias y equipos agrícolas.

Solo tres prototipos fabricados 

El objetivo de los fabricantes era mecanizar el campo en donde para ese momento la tracción animal era la manera más utilizada para trabajar, y transportar herramientas u operarios.

De manera, que el tractor Type J, sería sin duda una solución para facilitar y agilizar las labranzas y el transporte en general para la época y la situación que vivía el país.

Se trataba de un tractor actualizado para la época, pues tenía 1,87 metros de altura, 3 metros de largo y 1,7 metros de ancho con un peso de 1.650 kilogramos en vacío.

Entre los años 1939 y 1946 fueron fabricados tres prototipos del tractor Citroën Type J. Dos de estos tractores se ubican en la actualidad formando parte dentro Conservatoire Citroën, junto con la colección de los mejores modelos más emblemáticos de la marca en las afueras de París, Francia.

Mientras que no se conoce el paradero del tercer prototipo fabricado. No se sabe si este fue ensamblado o si fue destruido en la segunda Guerra mundial, o si fue desmontado por la empresa luego de terminar la fase de prueba.

Un gran secreto

En general, las pruebas a las que se sometieron los Type J de Citroën que se ubican en el museo de la empresa, fueron llevadas a cabo en el Technique et d’Essais PSA Peugeot-Citroën, la cual está ubicada en  La Ferté Vidame.

Uno de los prototipos se mantuvo en el programa llevado en l’Abbaye de Soligny la Trappes (Abadía de Nuestra Señora de La Trappe), donde es la sede original y principal de los monjes trapenses, localizada en los pantanos de Normandía.

El objetivo de la empresa era trabajar en secreto y obtener excelentes resultados, y qué mejor que trabajar con monjes para lograrlo.